El otro día me preguntaban por qué elegí trabajar con facilitadores, coaches y profesionales con experiencias en formación o recién certificados, si había un universo tan amplio en donde podía entregar lo que soy y que tal vez me necesitaban más.
Le respondí que trabajar con esos colegas que se encuentran donde me encontraba yo, sin dirección, dando palos a ciegas, tenía mucho sentido para mí.
Cuando me comencé a dedicar a la mentoría, después de mi certificación como facilitador, estaba muy entusiasmado, pero también un poco perdido. No tenía idea de por dónde empezar. Sabía que amaba el facilitamiento, que había impactado mi vida de manera positiva y que quería acompañar a otros a que experimentaran eso también. Pero, ¿cómo lo hacía?
El no tener una idea clara de donde podía poner al servicio aquello que era, no saber con quién o que conectaba mi corazón, no estar seguro de mis competencias como facilitador, no saber cuáles competencias debía reforzar, me llevó a hacer cuantiosas inversiones en formación buscando especializarme en todo.
Mis energías se dispersaron y por mucho tiempo estuve haciendo de todo y nada.
Compartir mis dolores, mis experiencias, avances y retrocesos, aprendizajes valiosos, lecciones aprendidas, lo que me funcionó y lo que no, estoy seguro, te servirán para crear tus propias experiencias y llegar a un proyecto de facilitación idóneo para ti en mucho menos tiempo y con mucha más rentabilidad.
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